La consejera de Agricultura y Pesca, Clara Aguilera (Granada, 1964) se afila estos días las uñas para defender las necesidades de la comunidad andaluza en una reunión estatal el 17 de octubre. De ese encuentro sectorial debe salir un documento único –o no, si no hay acuerdo entre las autonomías– para elevarlo a la Unión Europea, donde a finales de octubre se debatirán las futuras líneas de la Política Agraria Común (PAC), que experimentará una importante reforma en el horizonte del 2013. Aguilera no está dispuesta a perder ni un euro de lo que recibe Andalucía: 1.680 millones de ayudas directas. Sin embargo lanza un aviso a navegantes: los presupuestos andaluces para el próximo año serán más austeros en agricultura, habrá recortes, claramente, porque en primer lugar está la educación y la sanidad. Los agricultores quedan advertidos.
–¿Cree que hemos recuperado el prestigio internacional tras la crisis del E.coli?
–Nuestro prestigio internacional está alto, pero hay que seguir trabajando en promoción. Se ha demostrado sobradamente que se trabaja bien, que la trazabilidad (un sistema por el que se puede recuperar la historia del alimento) es muy buena y que funcionan los temas de seguridad alimentaria como en ningún otro país. Yo siempre he visto detrás otros intereses más allá de los estrictamente sanitarios; podíamos llamarlos de tipo comercial y creo que pueden seguir intentando causar daño. En Almería y en la costa granadina se trabaja muy bien en frutas y hortalizas, pero no hay que bajar la guardia.
–Habla de intereses comerciales. ¿Qué debe cambiar en la UniónEuropea para que crisis de este tipo no se vuelvan a producir?
–Lo que se demostró es que las autoridades alemanas no tenían datos suficientes para haber creado esa alarma injusta, aún presumiendo que no tuviesen mala voluntad, se precipitaron. Los mecanismos sanitarios de alertas y los protocolos no estaban bien; espero que esto se esté corrigiendo.
Satisfecha por la inmediatez
–Las compensaciones económicas a los afectados, ¿cuándo van a terminar de llegar?
–Ahora mismo están dadas al 95%. Al acabar septiembre teníamos el 90% pagado. Siempre hemos dicho que el plazo de finalización de las compensaciones es hasta el 15 de octubre. Ahora solo quedan pendientes quienes aún están en la acreditación de la cantidad a percibir. Estoy muy satisfecha por la inmediatez.
–¿Cuándo podrán tener más margen de maniobra en los precios agentes del tipo de Hortyfruta (la organización interprofesional de frutas y hortalizas de Andalucía)?
–Ahora tenemos una oportunidad única con la reforma de la PAC; podemos establecer que esos mecanismos de gestión del estado, con los contratos tipo, puedan funcionar mejor y así las interprofesionales tengan más margen de maniobra. Creo que eso podría ayudar. A los trabajadores, en la sociedad española, se les garantiza un salario mínimo interprofesional; el agricultor, sin embargo, no tiene una garantía mínima de precios de sus productos.
–¿Y cómo se consigue eso?
–Eso debe ser trabajado en el entorno de la interprofesional con acuerdos y contratos con criterios fijos. Lo que no puede ser es que ahora los agricultores estén recibiendo precios como hace diez años. Estamos agotando y mermando la renta agraria y, por tanto, los agricultores no ven atractivo en seguir con esta actividad. Así acabaremos con la agricultura en Europa, y no creo que ese sea el planteamiento de la Unión Europea. Los agricultores quieren un precio justo de sus productos, no subvenciones. Debe trabajarse con las OPFH (organizaciones de productores de frutas y hortalizas). Tanto en Almería como en Granada los agricultores deberían estar más organizados a través de las OPFH.
–La Consejería apuesta por las OPFH, pero los agricultores no. Incluso algunas asociaciones agrarias recomiendan no unirse aún corriendo el riesgo de perder ayudas. ¿Qué ocurre?
–Bueno, las organizaciones agrarias, según, aquí hay opiniones. Nosotros estamos convencidos, porque la normativa europea apuesta por ello, por las organizaciones de productores de frutas y hortalizas. Y todo el dinero que le pone al sector la UE lo hace a través de las OPFH. Es decir, no hay ninguna apuesta de dinero ni ninguna subvención ni ningún mecanismo de crisis que sea para aquellos agricultores que no están en las OPFH. Luego, si esa es la apuesta de la UE, ese es el camino nuestro. Con la crisis tan brutal del E.coli hemos tenido que luchar para que se les pueda pagar a los agricultores que no están en OPFH, pero esto es solo una vez, esto no va a suceder más. Ha sido una excepcionalidad.
«No vale solo la queja»
–Quiere decir que los agricultores hoy día tienen los días contados si no se unen.
–Hoy día un agricultor tiene que formar parte de una OPFH. No es un capricho de la Consejería, es la única opción que ha tomado la Unión Europea de apoyo. Por lo tanto, como ahora tenemos solo el 50% agrupados en OPFH, se está recibiendo el 50% de lo que se podría recibir. Es un mensaje claro a Almería y a la costa granadina. No vale solamente la queja, si hay mecanismos, hay que acogerse a ellos.
–Hoy (el pasado viernes) se recoge en los periódicos que el sector hortofrutícola asevera que su situación cada vez es peor, casi insostenible. ¿Es un camino irremediable la desaparición de la agricultura en Andalucía?
–No, creo que no. Si fuera un callejón sin salida no existiría esa apuesta tan importante que está habiendo en inversiones. Nosotros tenemos, a través de una orden de la Consejería de Agricultura, en modernización a explotaciones, solo en la última convocatoria, una demanda de inversiones en los sectores hortofrutículas de más de 20 millones de euros en un año.
–Pero la gente lo está pasando muy mal.
–Es verdad que lo están pasando mal, no todos por igual. La gente que está organizada, que tiene una mayor rentabilidad, que ha conseguido un mayor equilibrio en esa rentabilidad, que los costes de producción ha conseguido que no se le eleven, de una mejor comercialización está consiguiendo una mayor rentabilidad. Pero bueno esa fluctuación de precios, la volatilidad, es el punto débil. Pero yo creo que hay una gran confianza. El otro día el presidente de la Junta, Griñán, dijo: «No se entendería Andalucía sin agricultura, tenemos otros sectores económicos muy importantes, sin duda, que hay que apoyar igualmente. Pero si no existiera la agricultura y la industria agroalimentaria no existiría la Andalucía que todos conocemos y queremos». Nosotros en los invernaderos de excelencia tenemos una demanda mucho más alta de la prevista, por encima de los 60 millones de euros. Hay mucha iniciativa, mucha inversión, una apuesta por la investigación clara. Eso no demuestra que el sector tiene problemas. Hay tensiones por los precios, eso es verdad.
–¿La mala regulación del mercado es la culpable? ¿Debería intervenir el Gobierno con las armas que pudiera para controlar los excesos?
–Nosotros estamos en una sociedad de mercado, y por lo tanto el mercado es el que va fijando los precios por la ley de la oferta y la demanda.
–¿Habría que replanteárselo quizás?
–Bueno. Pero bueno… A ver. Es decir, yo creo que lo que sí se puede replantear es que aquí hay un desequilibrio en la cadena alimentaria. Mientras que el sector de la gran distribución se ha organizado muy bien y ha hecho su trabajo, porque tenemos una gran distribución que lo marca todo y lo fija todo, en los distintos eslabones de la cadena no ocurre eso, ni en la industria ni en la agricultura. Aquí tenemos problemas de organización en el sector primario. Si vamos al aceite de oliva, están más organizados en cooperativas y en empresas, pero aún es una pequeña dimensión para lo que se requiere frente a una gran distribución que dice cuándo, cómo y a qué precio compra. Hay que intervenir, pero no a nivel de un gobierno autonómico que al final no tiene posibilidad ninguna, sino a nivel europeo.
–¿Por qué no ganamos mercado del aceite en lugares como China o EE UU?
–Se desconoce lo que están consiguiendo empresas andaluzas muy importantes. Ayer participé en la fusión de Hojiblanca con Agropecuarias del Sur, se ha constituido un grupo de 600 millones de euros de facturación, que está comercializando en 36 países. Pero no es fácil, es una inversión a medio o largo plazo. Es difícil que tú penetres en un país, sobre todo por la cultura. Nosotros, mediterráneos, estamos acostumbrados a consumir el aceite de oliva desde el desayuno hasta la cena. En otros países la base de la alimentación es distinta y primero tienes que hacer un trabajo para que vean necesario introducir ese producto en su dieta. Ahí estamos desbancando a Italia en los mercados internacionales. En el mercado estadounidense ya hay marcas muy potentes españolas que son las número uno, ya no son las italianas.
Tener dimensión empresarial
–Menos mal, porque la producción va creciendo.
– Sí. Este va a ser el tercer año que vamos a tener por encima del millón de toneladas de aceite de oliva, cuando hace cinco años estábamos en las 600 o 700. Por lo tanto, hemos crecido mucho en producción, pero el trabajo en la comercialización todavía es a medio plazo. Ese es el diferencial y, desde luego, tenemos que tener dimensión empresarial.Eso de una cooperativa, dos o cinco por pueblo se tiene que acabar. Los localismos y los personalismos, y el individualismo, van contra la renta agraria en el aceite de oliva y en las frutas y las hortalizas. Yo espero que esto lo vayamos eliminando, seamos más prácticos y miremos más que el agricultor cobre un buen precio que la defensa del aceite de ‘mi pueblo’. El aceite de tu pueblo se defenderá, pero en una estructura comercial potente.
–¿Cómo ve las elecciones del 20 N?
–En el 20 N tengo ilusión. El otro día, Rubalcaba, el candidato, en el que tengo gran confianza, dijo: «Si aquí alguien piensa que por lo que salga en las encuestas nos vamos a dejar ganar está equivocado. No nos vamos a dejar ganar». Sabemos que la situación es muy difícil. No la situación electoral, sino de las personas, de los ciudadanos, la situación económica. Al final a todos los gobiernos les pasa factura. Hay desasosiego e incertidumbre que motivan la desesperanza. Pero yo desde luego no comparto esa estrategia del Partido Popular, que tiene puestas todas sus expectativas en la desesperanza de la gente. Tenemos que trabajar bien hasta el próximo 20N para que la gente vea que, a pesar de esta realidad, no todos somos iguales. Se puede tener una situación de paro tremenda, como la que están teniendo muchos andaluces, pero que al menos se pueda subsistir, que tengas una educación gratuita y una sanidad gratuita.Eso es política e ideología.
El sector pesquero lo pasa mal
–Hablando del pasado. Hay proyectos, anunciados incluso en la época de Isaías Pérez Saldaña, que parecen haber caído en el olvido, como las plantas mejilloneras en Motril.
–No han caído en saco roto. Lo que ocurre es que la Cofradía de Pescadores de Motril… El sector pesquero lo está pasando mal porque, unido a la crisis global, los caladeros tanto mediterráneo como atlántico están dando muestras de agotamiento. Eso hace que haya muy pocas capturas y se establezca por la UE un sistema de cuotas que hacen insostenibles a muchas pesquerías. Por lo tanto, iniciativas de este tipo, como las mejilloneras, son muy interesantes. Pero la Cofradía de Motril ha tenido dificultades con el proyecto, nosotros le hemos dicho desde el principio que nos presenten la iniciativa terminada –ahí han tenido problemas con la redacción– y nosotros lo apoyamos. Creo que está en fase de concluirse. Nosotros tenemos voluntad y fondos para él.
–Deme una estimación para la campaña del aceite de oliva que presenta mañana lunes.
–Es una previsión, tendrá que ver la climatología, pero ahora creemos que habrá por encima de un millón cien mil toneladas de aceite de oliva. Por lo tanto volvemos a tener mayor cantidad que la campaña pasada. Ahora hay que conseguir una buena comercialización para no tener que recurrir al almacenamiento privado, que es un mecanismo coyuntural que se ha obtenido gracias al gobierno de España. Hay que conseguir tener mejores precios para tener más rentabilidad.
Información obtenida de:
http://www.ideal.es/granada/20111010/local/granada/acabar-tener-cooperativas-pueblo-201110092117.html