“El mejor aceite del mundo es español”, así de seguro y contundente se expresa Pedro Luis Rubio Aragonés, vicepresidente de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español. Pertenece a una familia vinculada estrechamente al aceite durante tres generaciones. Su abuelo ya compró una almazara y también fue harinero. Después llegó su padre, con una gran personalidad, que fue quien dio un gran impulsó al negocio familiar. Finalmente, accedió él al sector, compaginando sus estudios de Ciencias Económicas y Empresariales en CUNEF (Colegio Universitario de Estudios Financieros) con el trabajo. “Mi padre necesitaba mi ayuda y empecé en el turno de tarde, pero acabé trabajando el día entero. Aquello fue duro pero no me arrepiento de nada”, recuerda.
Pedro Luis Rubio se introdujo en el mundo empresarial siendo muy joven. “Era consciente de que estaba haciendo cosas que no correspondían a mi edad. Eso me permitió tener una formación y una amplitud de miras en el negocio muy grande”. Le pilló la época más dura en la que los médicos no promovían el consumo de aceite de oliva como lo hacen ahora. También vivió la llegada del aceite de girasol, la modernización del sector industrial… «A finales de los años 70, el sector industrial empezó a tomar conciencia de que había que envasar el producto. Hasta entonces la gente iba con su bidón de cinco litros al economato a que se lo rellenaran. Ya nadie se acuerda. La gente de nuestro sector que se queja de cómo estamos ahora, no recuerdan cómo estábamos hace 30 ó 40 años. En ese sentido, el salto ha sido abismal”, afirma.
A finales de los 70 -nos cuenta Pedro Luis Rubio- se empezaron a instalar plantas envasadoras. “Mis primeros recuerdos del olivar eran de la carretera de Andalucía con los olivos arrancados. Una imagen pavorosa. En España se han arrancado olivos igual que se han arrancado viñas. Sin embargo, ahora tenemos una agricultura extraordinaria y cuando bajas a Andalucía ves unas explotaciones agrícolas maravillosas con regadíos, con gran cantidad de variedades, con un proceso agrícola fuera de serie. Ahora las industrias tienen una tecnología, un tratamiento del producto, unos procesos de calidad e industriales espectaculares. Ese es el gran cambio que ha dado tanto la agricultura española como la industria española”.
-. ¿Vamos a asistir a algún otro cambio próximamente?
– El último cambio ha sido convertirnos en un sector exportador: la internacionalización de la que hablábamos para todos los sectores. El salto cualitativo y cuantitativo se ha producido en los últimos tres años, que hemos pasado de ser un sector dedicado básicamente al consumo interno, a ser un sector claramente exportador. En este momento, ya exportamos el 60 por ciento o el 70 por ciento de nuestro producto.
-. ¿A qué países exportamos principalmente?
– El mundo del aceite distingue entre los grandes productores, como son España, Italia, Francia, Portugal… Países en los que había una gran cuota de producción. El aceite se iba rápidamente hasta los 8, 9 ó 10 litros por persona. En ese ambiente nos hemos estado moviendo durante un tiempo. El resto del mundo estaba y casi sigue, entre el 0 y el 1… esa es la tónica. Representamos el 3 por ciento del consumo mundial y tenemos un enorme recorrido por hacer. Europa ya ha entendido el valor del aceite de oliva y las cifras de venta en Inglaterra, en Francia y en Alemania son excelentes. Ya empezamos a tener países con un consumo muy poderoso en la Unión Europea. Sobre todo, se ha conseguido asociar ese consumo a dos cosas: la calidad y la salud y que el aceite es un producto más caro porque tiene un proceso de cultivo más costoso. Estamos hablando de un árbol frente a una planta. Es decir, el girasol o la soja no tienen tantas incertidumbres como el olivo.
PIONERO EN EL MERCADO ASIÁTICO
Cuando nadie apostaba por el mercado asiático, Pedro L. Rubio, en cambio, tuvo el acierto de pensar que este área sería importantísima en el futuro y acertó. Podríamos decir que fue visionario.
-. Nosotros hicimos una primera aventura asiática viajando a Japón, 30 años atrás. Ha sido una experiencia extraordinaria por el mercado tan complicado que era. En aquel momento, estuvimos hablando de aceite para la piel, los skin oils, porque realmente el consumidor japonés no identificaba el aceite de oliva como referencia. Ayudó mucho que un médico muy famoso hablara en la televisión, en un programa de máxima audiencia, y dijo que existía un aceite en el Mediterráneo que era maravilloso y que tenía atributos naturales que ellos buscaban en otros aceites de forma artificial. En Japón hay un consumo importante de los funtional oils, los aceites funcionales. Son aceites en los que, partiendo de un aceite básico, como la soja o el girasol, por medio de aditivos y después de un proceso de homologación, se vende como un aceite sano. La diferencia que tiene el aceite de oliva con estos aceites funcionales es que las propiedades que posee las consigue de forma natural.
-. La clave está en identificar aceite de oliva con dieta sana, ¿verdad?
-. Si fuéramos capaces de identificar una dieta sana con el consumo de aceite de oliva, además de llevar una vida sana, conseguiríamos la prevención de un montón de problemas de salud. Ese es uno de los dos grandes éxitos del aceite de oliva. Por un lado la salud y por el otro, la gastronomía. Los aceites de semillas refinados son todos iguales y sé que con esto se enfadará mucha gente, pero la variedad de matices que tiene el aceite de oliva hace que un cocinero pueda innovar, crear, darle un punto artístico a la cocina que no lp tendría con otros aceites. Cuando ahora hablamos de cocina gourmet es que los cocineros del mundo están aterrizando en el aceite de oliva.
-. ¿Si el aceite fuera americano en lugar de español, estaría el mundo entero consumiendo aceite de oliva?
-. ¡Claro! Hay mucho camino que recorrer. El aceite es nuestro y se produce aquí casi la mitad de lo que se consume en el mundo. Si el aceite fuera americano o alemán lo tendríamos aquí hasta en la sopa y estaría prescrito para los niños antes del desayuno. Pero somos nosotros, españoles, un tanto especiales en todo eso de promocionarnos. Pero esto ha cambiado, el reto de la internacionalización del que hablábamos es lo que hay que conseguir.
Pedro L. Rubio consiguió unas relaciones tan fluidas con Japón que cuando el presidente de la compañía japonesa con la que han colaborado durante tres décadas se jubiló, vino a España. “Se trasladó hasta nuestra fábrica, a Toledo, a plantar un olivo en el 25 Aniversario de las relaciones entre la dos empresas. En todo ese tiempo han existido muchas alegrías, muchas batallas, mucha conquista de mercados y, la verdad, yo me he sentido a veces muy solo en una ciudad tan dura como Tokio.
¿Después llegó China?
-. Desarrollamos un importante trabajo en Japón y quisiera destacar el magnífico trabajo de mis hermanos, sobre todo, del mayor, Juan Carlos, que comprendió que la internacionalización sería la clave a medio y largo plazo. Eso ya nos hizo pensar que si éramos capaces de llegar hasta Japón o China, podríamos llegar a cualquier lugar del mundo. Ha sido una experiencia muy larga y es la misma que hemos aplicado para para Europa o América.
-. ¿Fueron los primeros en creer en China?
– China es, hoy por hoy, un país exportador, basado en unos costes muy baratos y en una situación social que a cuenta de no tener ciertas prestaciones sociales, hace que los salarios sean muy bajos. Eso es lo que la convierte en un gran competidor como exportador. Ir a un país como ese, en el que había más millones de personas en el umbral de la pobreza, a vender aceite de oliva, era algo muy delicado. Nuestro principio era allí vender en los grandes centros comerciales donde instalaban gourmets corners. De esta manera, la nueva clase multimillonaria china podía comprar caviar, aceite de oliva y champán. De ahí nos hemos abierto a los lineales para la venta de nuestros productos. Actualmente hay unos 100 millones de personas con un nivel de vida europeo y esos 100 millones ya son objetivo para el consumo de aceite de oliva. Por eso, nosotros tenemos que estar ahí. Esa es la experiencia personal y empresarial que yo he intentado aportar a las instituciones en las que he estado en los últimos años.
EL MEJOR ACEITE DEL MUNDO
El vicepresidente de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español no lo titubea, el mejor aceite del mundo está en el sur de Europa. “Sin duda el mejor aceite del mundo es español. En España hay una variedad extraordinaria de aceites. Quiero recordar que en algunos de los premios más importantes del mundo, las últimas marcas ganadoras han sido de Jaén. Eso es algo histórico porque Jaén ha sido la gran despensa del mundo, pero hasta hace poco no se la consideraba productora de grandes calidades. Pues en Jaén hay ya una iniciativa de muchísimas familias, de muchas almazaras y cooperativas que están haciendo unos aceites extraordinarios. Eso da un vuelco a la visión de España como país productor frente a Italia, como país vendedor, que tanto daño nos ha hecho y nos sigue haciendo. Combatimos ya con una extrema firmeza y eso nos ayuda mucho. Italia ha comprendido que la fortaleza del mercado español, y de su sector industrial, le obliga a entenderse con nosotros antes de seguir combatiéndonos. Este año ha habido un congreso extraordinario en Córdoba, ‘Beyond Extra Virgin’ [‘Más allá del virgen extra’], en el que italianos, norteamericanos y españoles hemos hablado del futuro del aceite de oliva. Esto era algo impensable hace unos 5 años. Nuestro objetivo ahora es luchar para ser líderes en marcas, en valor, en calidades y en cuotas de mercado».
-. ¿Cuáles fueron las conclusiones de ese encuentro?
-. Italia aceptó el reto de que España es capaz de hacer las máximas calidades en todos los mercados y que, además, sabe aplicarlas a la nueva cocina. Creo que tenemos un hecho diferencial sin explotar aún. No podemos negar que la cocina italiana es estupenda, pero hay que reivindicar que la cocina española puede ir un punto más allá en asuntos de creatividad y en otros aspectos cualitativos. La materia prima que tiene España en su cocina es extraordinaria y permite un juego de arte, creatividad y de estética que la cocina italiana no tiene.
-. Que esa gastronomía tan creativa haya ido acompañada del aceite de oliva, ¿ha potenciado al sector olivarero español?
-. Ha sido básico que los grandes cocineros vean clave al aceite de oliva para su cocina. Arrancó en primavera la iniciativa de potenciar el Desayuno Español y ahora estamos potenciándola a nivel internacional. En el camino hablábamos de la suma de buenos componentes en la cocina y es lo que al final nos puede configurar una imagen de marca. Nuestros vinos, nuestros aceites, nuestros quesos son extraordinarios, tenemos una variedad de productos fabulosos, pero no los hemos puesto en conjunto. Si llegas a cualquier país del mundo y preguntas por un restaurante italiano, lo tienes. Los restaurantes chinos, igual. Los japoneses han creado una red de cocina japonesa en menos de 10 años a nivel mundial. Nosotros no lo tenemos tan fácil, por nuestro tipo de cocina. Pero sí debemos ser capaces de crear una red española en todas las ciudades del mundo que no se base en la paella, la sangría y el gazpacho, que con todo el respeto, no pueden ser el buque insignia de la cocina española.
-. ¿Cuál debería ser el buque insignia?
-. El aceite de oliva. De hecho, nosotros lo estamos reivindicando. Es el nexo de unión de todo lo demás. Somos compatibles con los buenos vinos, los buenos quesos, los buenos pescados… Deberíamos figurar siempre a la cabeza de la lista porque no se entendería una buena cocina española sin el aceite de oliva.
«EL ACEITE ES PARA MÍ UNA FORMA DE VIDA»
Pedro L. Rubio está convencido de que, más que sangre, corre aceite por sus venas. “Para mí es una forma de vida, de pensar y de sentir. Desde los 18 ños de edad he tenido una intensa dedicación a este sector. He llegado mucho más lejos de donde quería llegar, he estado en todas las instituciones donde he aprendido muchas cosas y donde nunca habría imaginado estar. Creo que eso me ha permitido ver el aceite de oliva con una visión mucho más global, más internacional, más a largo plazo. Ese sentimiento por el aceite me hace pensar cómo me gustaría que estuviera el aceite este año pero sobre todo como me gustaría que estuviera el aceite a diez años vista. Tengo mi propia idea de cómo posicionar el aceite de oliva, el de mi tierra, el de España… ese sentimiento lo tengo y lo vivo”.
-. Pues aprovecho, ¿qué va a ocurrir en el sector dentro de diez años?
-. El sector va a ir claramente a mejor. Todo se puede romper en esta vida pero en los últimos años se han sentado las bases para hacer un crecimiento en los factores más importantes: la valorización del producto y su internacionalización. Industriales, productores, sindicatos agrarios, hasta los políticos… en eso estamos unidos en este momento. Se están poniendo las bases para que internacionalmente se expanda el producto y que vayamos a un consumo en Europa muy elevado, a liderar el valor de la marca, de la imagen, del precio, a liderar de verdad. Creo que en 10 años esto habrá cambiado radicalmente.
-. ¿Qué papel ha desempeñado y está protagonizando la Interprofesional?
-. La Interprofesional ha sido el nexo de unión. Es una aventura de éxito que estudiarán las universidades de economía en el futuro. Ha permitido resolver de golpe una serie de problemas políticos, sindicales, de relaciones en el mercado entre productores y distribuidores, ha globalizado el sector español, ha creado un head-office -un centro de inteligencia y de recursos- en el cual se filtran ideas y se canalizan problemas. Además, con el dinero común se genera una estrategia para luchar en los mercados. Esa es la base para que dentro de 10 años, si seguimos manteniendo ese esquema, este sector mejore de forma continuada. La Interprofesional tiene que servir, además, para huir de ese esquema que viene del régimen anterior y que ha institucionalizado Europa: la subvención, la ayuda o la protección. Cuando hablo con amigos surafricanos que no saben ni pronunciar la palabra subvención, y compiten de forma maravillosa en sectores agrícolas, se sorprenden de los grados de protección que tenemos aquí y que son herederos del tratado de Roma de 1956. Ese esquema proteccionista, que ahora está en revisión por su coste, tiene que dar paso a una economía en la que seamos nosotros mismos capaces de generar el mercado y la calidad del producto, suficientes para no necesitar otro tipo de ayudas.
-. ¿Cuál de los eslabones de la cadena es más débil?
-. A quienes preguntes te dirán que ellos… pero, por hacer una fotografía de conjunto, es necesario saber que hay un millón de agricultores, 1.700 almazaras y unos 100 envasadores. Esto ha creado una pirámide perversa en cuya cúpula están 10 o 12 señores que son la gran distribución, con un poder de compra enorme. Ellos han hecho un proceso de concentración terrible, y ese poder de compra y de manejo del mercado se irradia hacia abajo y genera presión. La realidad es que, cuando hemos hecho un estudio sobre quién gana o pierde, nadie ganaba excesivamente. En términos comparativos el productor o el industrial ganan poco y, curiosamente, el distribuidor tampoco gana lo suficiente, lo cual quiere decir que somos un sector que ahora mismo está excesivamente comprimido. Batallamos contra la venta-pérdida. España ha multiplicado por 3 su cosecha y por casi 3 sus ventas y en ese casi hay una diferencia muy dura para la producción y es que los precios son bajos. Pero creo que no hay que perder la perspectiva. Porque si un sector que en 3 años, de exportar 400 millones de kilos, casi ha duplicado sus exportaciones, ahora debe mantener la calma. Creo que hay que apostar por la promoción, por la internacionalización, por generar consumidores a nivel mundial y así llegaremos a estabilizar la situación que vivimos en estos momentos.
-. ¿Ha llegado la crisis al sector?
-. El sector está creciendo entorno al 5 por ciento en cuanto a volumen. Curiosamente veníamos haciéndolo más hasta el verano y en términos de exportación estábamos incluso por encima de los dos dígitos. Esto no quita para que, en términos de precio y de rentabilidad, el mundo agrícola tenga una queja enorme porque los precios en los que se está operando en estos momentos son muy bajos. Esto es así después de encadenar una serie histórica de 3 años de mucha producción, con un clima que ha favorecido esas elevadas cosechas. Tenemos que vender más sobre todo fuera, pues creo que en muy poco tiempo estabilizaremos producciones, consumos y niveles de precios.
ACEITE DE OLIVA Y SALUD
Un litro de aceite vale dos euros y consumimos en España alrededor de 10 litros de media al año. «En términos económicos -asegura Pedro L. Rubio- nadie puede decir que eso sea desequilibrante en un hogar». “Un viernes podemos gastarnos siete veces más en disfrutar de la noche española. En términos de salud, tenemos una parte importante que hacer, seguir apostando por la investigación y el desarrollo. Los señores de la soja han sabido desarrollar una gran cantidad de fármacos o de pastillas que parece que la soja ya vale para todo. Eso es lo que a nosotros nos hace falta. Para ello, además de más medios y más recursos, vamos a necesitar algo que hoy suena mal pero que me atrevo a decir: en algunos casos tenemos que ser flexibles en el uso del aceite de oliva en otros productos. El sector industrial puede sacar nuevos productos y puede implantar nuevas ideas a partir del aceite de oliva virgen. Ese es un paso que hemos de dar”.
Hacemos un paréntesis para hablar de la familia. Reconoce que en su casa todo ha girado en torno a una figura con una enorme fuerza y empuje en el sector, su padre. “Nosotros somos una familia -junto con otras tres o cuatro del sector- que pagamos el golpe de los años 70 y 80, cuando las multinacionales te querían comprar o cerrar. Algunas, con el lanzamiento de productos muy agresivos, como fue el girasol, que de la noche a la mañana se comió la mitad del mercado. Hubo cinco o seis hombres buenos que aguantaron el tirón de no vender sus empresas y luchar. Es la historia vivida por gente como mi padre, que tuvo que luchar con esos mecanismos y asumir la llegada a la Unión Europea. Junto a eso, entender que hubiera un comisario de otro país que decidía sobre temas específicos del olivar andaluz o del aceite español. Ahora ya nuestros hijos, esta generación, entiende esto con naturalidad pero antes no era así”.
EL SUEÑO DEL MOLINO E IR POR EL MUNDO
De los dos hijos de Pedro L. Rubio, su hija mayor estudia Periodismo y Comunicación, y el segundo se interesa por el mundo empresarial. De momento, desconoce si unirán su esfuerzo al sector familiar, siguiendo los pasos de su padre, pero esa será una decisión personal de cada uno de ellos. No ha dejado de soñar y pensar en tener un pequeño molino en un sitio especial «con mi mujer, haciendo una aceite muy especial y viajando por el mundo, sólo dedicándome a vender ese aceite”. De momento, ese sueño no ocupa lugar en su agenda: “Aún no toca, pero creo que no lo haríamos mal”.
Como Alonso Quijano, luchando contra los molinos de viento, sueña con que en las casas se desayune una tostada con aceite de oliva: un desayuno bautizado como español. “Ese sí que es mi objetivo que llamemos al desayuno, desayuno español. En segundo lugar, que a las vinagreras las llamemos aceiteras. Y, en tercer lugar, tener una pequeña bandeja con distintos aceites. A mí me parece que en una pequeña bandeja de aceites tiene que haber algún arbequino temprano, que ya los hay deLa Mancha, de levante y andaluces, no sólo de Cataluña, muy buenos. Hay que tener también un par de buenos aceites andaluces, hay picuales extraordinarios. Por supuesto, que tampoco falte un hojiblanca, un cornicabra de los montes de Toledo… ir jugando con ellos y aprender en la cocina. En términos de cifras, la fritura con aceite de oliva es la más económica, la más barata. Hemos llegado a un acuerdo con la Federación Española de Hostelería: es mejor pagar algo más de precio por el aceite de oliva y hacer las frituras con un aceite más resistente, con un punto de sabor que le da al alimento un tratamiento mucho más adecuado.
-. ¿Cuál es la última novedad en el sector?
-. Viene pisando muy fuerte la gente del mundo de la fruta, que está aplicando técnicas en el olivar que son muy revolucionarias y que logran sacar aceites muy frescos, con aromas y con sensaciones que son una auténtica fiesta. Tratan los olivos como si fueran frutales y no dejan que el árbol envejezca, los van retirando de forma secuencial para que el árbol siempre tenga un límite de edad. Recogen una aceituna de un árbol joven y en el primer momento de la campañ. Son aceites tremendamente aromáticos y divertidos.
-. ¿Acabaremos conociendo tantos aceites distintos como vinos?
-. Estamos hablando de un producto con un alto valor sensorial y gustativo. En el vino hay más de 600 valores que diferencia uno de otro y en el aceite llevamos un camino similar, un camino de desarrollo de las variedades, de las calidades, de las imágenes. Ya estamos identificando más de 100 valores. Afortunadamente, la cultura del aceite ha evolucionado enormemente y hoy los consumidores empezamos a tener un conocimiento que nos permite decidir, seleccionar unas zonas u otras. Yo siempre les digo a mis amigos que no me pregunten qué aceite deben tener en su casa. Les contesto que tienen que ser varios, deben probar y ser atrevidos. Detrás de una botella bonita siempre hay mucho trabajo. Te puede entrar por los ojos, pero estoy seguro que luego te llamará la atención el propio aceite.
-. Va a ser verdad que no tiene sangre, sino que corre aceite por sus venas…
-. Desde los 18 años no he hecho otra cosa. Para mí es una forma de vida, de sentir y de pensar… me hago un corte y sí, seguro que sale aceite.
Información obtenida de:
http://www.lavozlibre.com/noticias/ampliar/352796/pedro-l-rubio-%E2%80%9Cel-aceite-de-oliva-es-el-buque-insignia-espanol-no-la-paella-o-el-gazpacho%E2%80%9D